Los más gallardos
0 Esta historia me tocó
0 Quiero sumergirme en la trama
0 Quiero conocer a fondo a sus personajes
0 Me intriga el mundo que han creado
0 Llévame a esos lugares

Los más gallardos

En la historia de El Conquistador del Vino, la tripulación inicia cantando una saloma primitiva, torpe y vulgar. Los marineros presumen de amantes, de su pestilencia y de su orgullo crudo. Esta canción inicial refleja su falta de educación y su condición errante: hombres sin patria, sin horizonte.

Pero Bartolomeo, con su severidad y visión mesiánica, toma esas voces y las disciplina. La melodía cambia de carácter: lo que antes sonaba cómico se torna solemne, y lo que era burla se convierte en himno. Los marineros, que comenzaron riéndose de sí mismos, terminan cantando como si fueran parte de una ceremonia.

Versión en castellano (inicial):
Somos los huérfanos de nación y viajes
Poderosos y desafiantes
Cada uno quiere tener tres amantes
Somos marineros sin perdón (¡¡Eh Eh Oh!!)

El contraste entre ambas canciones se convierte en un símbolo narrativo de la transformación: de lo grotesco hacia lo solemne, de lo vulgar hacia lo mesiánico. La tripulación encuentra en el canto no solo entretenimiento, sino también la forma de elevarse por encima de sí misma.

Este pasaje no sólo ilustra la disciplina de Bartolomeo, sino también la fuerza de la música como motor de cambio: una voz común que, según quién la guíe, puede levantar una taberna o levantar un imperio.

— Lauren Cuervo

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